Se producía cuando había un contrato de cesión y en las negociaciones el equipo cedente evitaba que el jugador pueda ser alineado en los partidos que lo enfrentaban.
En el fútbol argentino hubo y hay de todo, es imposible no entretenerse. En este caso, en Top Mercato hablaremos sobre una vieja cláusula que ya no es más aplicada pero que en su momento trajo muchísima polémica. Una que perjudicaba notablemente al club que contaba con jugadores cedidos a préstamo: había partidos en los que no podía utilizarlos.
La “cláusula del miedo” en el fútbol argentino
Hay tres tipos de cesiones en el mundo del fútbol: ordinaria (el futbolista se marcha durante un período de tiempo determinado a otro club y regresa tras la fecha pactada); con opción de compra (el club que contrató al futbolista a préstamo tiene la posibilidad de comprar su pase por una cifra establecida en la cesión) y con opción de compra obligatoria (el equipo deberá abonar la ficha del jugador al término del préstamo).

En todas ellas, los clubes de Argentina tenían la opción de agregar una insólita cláusula. Consistía en prohibir al jugador cedido a ser alineado frente al equipo dueño de su pase en cualquier partido durante el tiempo de la cesión. Esto, por supuesto, para evitar que perjudique a la institución que le dio la posibilidad de desarrollarse y tener minutos en otro lado, ya sea a través de un gol, una buena actuación o provocando una lesión.
Para poner un ejemplo, si River Plate entregaba a préstamo a Ariel Ortega a Banfield, el “Burrito” estaba obligado a ver el partido entre el “Millonario” y el “Taladro” desde la platea. No podía ser tenido en cuenta. En Argentina esto no recibió ningún nombre, pero en España fue denominada como la “cláusula del miedo”. Algo que se ajusta muy bien.

Esto dejó de verse en los últimos años: los jugadores cedidos tienen la libertad de poder jugar contra los clubes dueños de su pase en la actualidad. Mucho tiene que ver la postura de la FIFA, que dejó en claro que está totalmente en contra: “Ningún club concertará un contrato que permita al club contrario y viceversa o a terceros, asumir una posición por la cual pueda influir en asuntos laborales y sobre transferencias relacionadas con la independencia, la política o la actuación de los equipos del club”.
Si bien el máximo organismo del fútbol a nivel mundial no es partidario de la cláusula, esto no quiere decir que sea ilegal en los torneos domésticos. En España algunos equipos la siguen activando; por fortuna, en Argentina, ya este tema quedó en el olvido y las dirigencias no incluyen esto en los contratos.