Como director técnico y desarrollador de talentos todos sabemos lo que hizo pero, ¿qué tipo de futbolista era? En Top Mercato te contamos.
El 22 de octubre de 1938 nació en Rosario, Santa Fe, un genio que cambió y revolucionó para siempre la historia del fútbol argentino: César Luis Menotti. Es, sin lugar a dudas, uno de los mejores entrenadores que hemos visto en nuestro país y tuvo el honor de llevar a la Selección a ganar su primer campeonato del mundo en 1978.
Todos conocemos lo que hizo desde ese puesto: le dio lugar a un fútbol vistoso, técnico, estético y de posesión. Intentaba priorizar siempre el buen trato de balón para favorecer el juego colectivo y de ataque. No siempre obtenía los resultados deseados, pero jamás renunció a su idea futbolística. Y esto puede deberse a lo que fue como jugador y las ideas que siempre pregonó…
¿Cómo jugaba César Luis Menotti?

Muy pocos se acordarán del “Flaco” como jugador: no se destacó como una figura descollante, tuvo una carrera bastante corta y apenas puede presumir de haber disputado una Copa América con la Selección Argentina allá por 1963. Mucho de esto tiene que ver con su singular personalidad, la que quizás lo privó de cosas mejores.
Menotti era mediocampista y se inició en Unión América de Fisherton y Argentino de Marcos Juárez. Se probó en Vélez Sarsfield, pero no quedó y recaló en Rosario Central, club de su ciudad. Con apenas 6 partidos en la división de reserva, lo subieron al primer equipo e hizo su debut en 1958, con tan sólo 19 años de edad.
Para entender un poco lo que fue César en el campo de juego, resulta necesario citar a Osvaldo Ardizzone, periodista que trabajaba en El Gráfico en aquella época. Según él, era un “fiel representante de la escuela rosarina: técnica depurada, disposición para el juego asociado, meticuloso y buen remate de media distancia”.

Sus primeros años fueron muy buenos y de cara a 1962 llamó la atención de la Selección Argentina: se ganó la convocatoria para unos amistosos de ese año y para la Copa América 1963. Sin embargo, eso fue casi todo lo que hizo para la “Albiceleste”, ya que apenas volvió a disputar otros 4 partidos en 1968. Eso fue todo.
Si bien Menotti era un buen jugador, se destacaba aún más por su personalidad. Tenía fama de “rebelde, raro y conflictivo”, por lo que se hizo conocido en Buenos Aires y en 1964 generó interés en varios equipos importantes. En ese mercado de pases firmó con Racing Club, que pagó 16 millones de pesos por su pase. Una cifra imponente.
El “Flaco” tenía una gran popularidad y dividía la opinión de los hinchas, ya que no se guardaba nada y vivía el fútbol de una manera especial. Si el partido no se desarrollaba de la manera que él quería o los compañeros no lo incluían en el juego colectivo, él se salía completamente. Sólo admitía su manera de jugar.

“Juego así porque así debe ser. No voy a renunciar a lo que pienso porque los otros jueguen de distinta manera. Fútbol hay uno solo. No puedo jugar con esos tipos”, le explicaba a los periodistas. Algo para remarcar, igualmente, es que era un futbolista que no le daba importancia a los silbidos y a las críticas.
Se fue de Central porque no lo trataban bien y se había aburrido de no pelear por nada, algo que lo define completamente: “Yo le preguntaría a toda esa gente: ¿saben que soy el goleador de Central desde hace 5 años, desde que juego? En un equipo que siempre anda peleando desde la mitad de la tabla para abajo, marqué un promedio de 14 a 15 goles por temporada. Y me mandaban a jugar de N° 10, allá arriba, despegado, esperando la pelota larga. Yo soy N° 8. Necesito venir de atrás. Tener lugar, espacio para maniobrar, para poder sacar la pierna. Desde allí puedo cambiar, ver mejor el partido. Allá arriba en terreno chico no puedo moverme. Me cuesta trabajar, por eso que dicen, por las piernas largas… ¿No ve que la mayoría de los goles los marcó de la media distancia o desde más lejos?”.
Solamente duró un año en el conjunto de Avellaneda y dio el salto a Boca Juniors, uno de los equipos más importantes del país y del continente. Mostró un buen nivel y festejó un título de Liga, pero al poco tiempo se marchó. ¿La razón de su salida? Hizo enojar a Alberto J. Armando, el presidente de la institución.
Esta vez no había hecho nada fuera de lo común ni había soltado una declaración polémica. Simplemente erró un penal contra el Real Madrid en la Final de la Copa Mohamed de Marruecos de 1966, lo que le hubiera dado el título al “Xeneize”. En 1967 se tuvo que ir a Estados Unidos y jamás regresó al fútbol argentino.
Vistió la camiseta de New York Generals por una temporada y después pasó por Santos Fútbol Club y Clube Atlético Juventus, ambos de Brasil. Colgó los botines en 1970 con apenas 32 años. Pero claro, lo mejor estaba por venir: apenas unas semanas después de retirarse fue contratado por Newell´s como Director Técnico.
No se destacó en la “Lepra”, pero lo que sucedió después ya todos lo sabemos. Sacó Campeón a Huracán del Metropolitano 1973 jugando a un fútbol pocas veces visto y se ganó el puesto en la Selección Argentina de manera muy rápida. Y no defraudó: llevó a la “Albiceleste” a ganar su primera copa del mundo en 1978.
Queda claro que César Luis Menotti pudo haber deslumbrado muchísimo más como jugador. Tenía talento, tenía capacidad. Pero su singular personalidad lo privó de brillar en contextos que lo incomodaban y hasta dividió las opiniones de los amantes del deporte en cuanto a sus condiciones.