La demanda de Juan Carlos Oblitas ha sacudido la FPF y por supuesto a Agustín Lozano
El exdirector general de la FPF Juan Carlos Oblitas, ha demandado a la institución por despido arbitrario, exigiendo indemnización y beneficios laborales, en un caso que agita el fútbol peruano. Sin embargo, su salida de la Federación Peruana de Fútbol en diciembre de 2024, generó una gran cantidad de críticas y especulaciones.
Conocido como el Ciego, Oblitas fue una figura clave en la reestructuración del fútbol peruano desde 2015, liderando el proyecto que llevó a Perú al Mundial de Rusia 2018, por lo que su despido careció de claridad para muchos. La demanda presentada, pone en cuestión la legitimidad de esta decisión, argumentando que no hubo razones justificadas para su cese, un conflicto que no solo puede afectar su legado, también expone las tensiones internas en una institución ya envuelta en controversias.
El impacto de una batalla legal
La acción legal de Oblitas tiene implicaciones profundas, por un lado, busca una compensación económica y el reconocimiento de beneficios laborales adeudados, lo que podría sentar un precedente para futuros casos en la FPF. Por otro, la demanda incrementa la fragilidad de la gestión bajo Agustín Lozano, presidente de la FPF, una administración que está envuelta en muchas críticas por falta de transparencia.
Incluso, la controversia se agrava porque el despido de Oblitas coincide con su participación en una investigación fiscal contra Lozano, lo que sugiere motivaciones políticas detrás de su salida. Este escenario pone en riesgo la credibilidad de la FPF y podría afectar la preparación de la selección peruana de cara al futuro.
La demanda de Oblitas no puede analizarse sin considerar la investigación fiscal que involucra a Agustín Lozano. Esta investigación, relacionada con presuntas irregularidades en la gestión de la FPF, añade un trasfondo de conflicto que Oblitas ha decidido enfrentar en los tribunales, su rol como testigo en la investigación contra Lozano lo convirtió en una persona incómoda para la FPF, para muchos el despido se traduce en un intento de consolidar el poder de Lozano en un momento crítico para el fútbol peruano.