Anderson Daronco, el árbitro de Nacional – River, recibió todo tipo de críticas y quejas por no castigar a los uruguayos con la severidad necesaria.
Se calentó el encuentro entre Nacional de Uruguay y River Plate por la fase de grupos de la Copa Libertadores 2024. El “Millonario” ganaba por 2-0 en el Gran Parque Central de la Fecha 4, mientras que los locales recurrían a las patadas y la agresividad para frenar el avance del conjunto dirigido por Martín Demichelis. Esto se fue de las manos cuando uno de los uruguayos dio una patada que para cualquiera hubiera merecido una expulsión, y sin embargo solo acabó con una tarjeta amarilla.
La patada de Leandro Lozano sobre Rodrigo Aliendro
Leandro Lozano fue quien arremetió con las dos piernas arriba sobre Rodrigo Aliendro, en el minuto 47 del partido, cuando recién volvían del vestuario los dos equipos. El futbolista impactó sobre la pelota antes de pegarle al centrocampista ex Colón, pero lo cierto es que si hubiera conectado por completo con su cuerpo, tranquilamente podría haber resultado herido de gravedad.
Aquella acción temeraria era más que merecedora de una tarjeta roja, pero no fue así para el árbitro Anderson Daronco. Apenas se dio esta acción, los jugadores de ambos equipos se vieron enfrentados en una trifulca, que duró varios minutos. Lo insólito es que Daronco revisó la acción de Lozano en el VAR y no lo expulsó, además de que dejó pasar otra acción que también debería haber dejado al “Bolso” con uno menos sobre el césped.
La piña sobre Paulo Díaz por parte de Franco Romero
Mientras transcurría esta batalla campal entre jugadores de los dos equipos, todo era empujones y golpes al aire, pero quien se llevó la peor parte del cruce fue el chileno Paulo Díaz. Franco Romero le puso un golpe que impactó de lleno en su cara, como se puede apreciar muy fácilmente en las escenas del VAR que se transmitieron en las pantallas de todo el continente.
Al igual que decidió con Leandro Lozano, el colegiado Daronco simplemente decidió amonestarlo, por una acción que debiera haber conllevado un castigo de roja. Si bien es cierto que Díaz no sufrió ningún corte ni se vio demasiado afectado por aquella piña, sí es cierto que en cualquier otro contexto hubiera sido expulsado. La bronca es más que evidente por parte del club de Núñez, que continuó reclamando, quejándose y peleándose con los jugadores orientales por el resto del encuentro.
