El entrenador no estuvo a la altura de las circunstancias en la “Albiceleste” y se llevó un verdadero golpazo en la Copa del Mundo 2018.
En junio de 2017 y en medio de una crisis impresionante, la Selección Argentina cambió de entrenador a un año del Mundial de Rusia 2018: corrió a Edgardo Bauza del cargo y contrató a Jorge Sampaoli, que venía de hacer un trabajo más que interesante en Sevilla y en la Selección de Chile. Lamentablemente, las cosas no salieron como los dirigentes de la AFA esperaban ya que el oriundo de Casilda jamás se ganó la aprobación del público y de los propios jugadores.
Es cierto que el principal objetivo lo cumplió al obtener boleto a la competición más prestigiosa del planeta. Sin embargo, le costó mucho y dependió de un Lionel Messi salvador en la última fecha ante Ecuador. Ya en el torneo, explotó todo. Inició con un pobre empate ante Islandia y una goleada en contra vs Croacia por lo que, una vez más, precisó de un milagro futbolístico para seguir con vida. Y el mismo, esta vez, llegó de la mano de Marcos Rojo con un tanto agónico frente a Nigeria.

El desenlace trágico llegó contra Francia en los octavos de final. La “Albiceleste” cayó 4-3 ante los europeos, que posteriormente fueron campeones. En ningún momento Jorge Sampaoli pudo hacer jugar bien al equipo ni darle una identidad, algo que se vio reflejado en los resultados y en su relación con los referentes. Después de no hacer pie en el Mundial, dio un paso al costado y, con el correr de los años, recibió críticas por parte de sus dirigidos.
Jorge Sampaoli habló de su paso por la Selección Argentina

En diálogo con Marca, el director técnico realizó un breve análisis de lo que fue su ciclo en la Selección Argentina: “Yo me hago cargo de lo mío. En toda mi carrera siempre supe que no me podía hacer cargo de las alegrías y de las tristezas del público. Ni cuando ganamos ni cuando perdemos. Sino me estaría comiendo la película que el sistema te propone”.
“Aquello fue un proceso complicado. El equipo no estaba tan armado. Hicimos esfuerzos por armarlo, pero no sucedió. La gente creía que yo podía cambiar la realidad del fútbol argentino y no pasaba por eso. No tuve tiempo suficiente y seguro que me equivoqué en algunas decisiones. Tuve tiempo para reprochármelo. Entiendo que cuando las cosas no salen bien hace falta buscar culpables”, explicó.
Por último, comentó: “A mí me alcanza con reprocharme en mi intimidad lo mío. Nunca tuve la necesidad de hablar de nadie. Un amigo mío dice que el fútbol es un deporte que muere en cada fin de semana y renace cada tres días. Los mejores entrenadores son los que se ocupan de renacer”.