El peruano habló con el colombiano antes de ejecutar el penal, que terminó reteniendo Chiquito Romero.
Boca Juniors se midió contra Independiente Rivadavia este sábado en la décima jornada de la Liga Profesional 2024, en un partido clave para ambos equipos, que buscan mejorar su rendimiento en este campeonato; uno para alejarse del descenso, y otro con la intención de pelearlo. Este encuentro marcó la primera ocasión en la que el Xeneize enfrentó a su exjugador Sebastián Villa, quien dejó el club de mala manera tras ser denunciado por violencia de género.
Ya se anticipaba que sería un duelo chivo en gran parte debido a la presencia del futbolista colombiano, que si bien elogió al Xeneize y habló maravillas de su etapa en el club de la Ribera, había cierta expectativa de un ambiente tenso. Algo de eso se vio, más allá de que Villa se acercó al banco para saludar a cada uno de los jugadores de Boca, con un momento prolongado para los que compartió vestuario y con los que tiene mejor relación. Entre ellos, siempre se llevó bien con Luis Advíncula, pero en la cancha es otra cosa y el peruano supo desestabilizarlo usando la psicológica.
Advíncula descolocó a Villa antes de patearle el penal a Boca
Sebastián Villa tuvo una oportunidad de oro para marcarle a Boca Juniors. Al inicio del primer tiempo, Independiente Rivadavia tuvo la chance de abrir el marcador con un penal, resultado de una falta cometida por Nicolás Figal. Sin embargo, el colombiano no logró convertir. Sergio Romero, un especialista desde los 12 pasos, detuvo el disparo del extremo. Aunque el tiro no fue muy colocado, el arquero adivinó la dirección y evitó que el Xeneize se encontrara 1-0 abajo en el marcador. Esta atajada mantuvo el empate y permitió que Boca continuara en la lucha durante el encuentro.
Lo que cabe destacar es que el lateral derecho peruano pudo haberlo intimidado antes de que patee, lo cual sin dudas debe haber tenido algún tipo de efecto. Segundos antes del penal, Advíncula se acercó a su excompañero y compartieron unas palabras. Hasta se animó a darle una pequeña cachetada, de modo amistoso pero que también puede haberlo descolocado. Sin embargo, el peruano no pudo evitar reírse, reflejando la buena relación que ambos mantienen.
Fue una escena con cierto tono de liviandad, pero que no deja de incidir en un futbolista en un momento tan clave como lo es estar a punto de patear un penal, que puede romper la igualdad en el marcador. Lo cierto es que el árbitro llegó para imponer orden, y el penal fue retenido, con lo cual fue una estrategia que le sirvió a Boca.