Se formó en Renato Cesarini, pasó por varios equipos del fútbol argentino y consiguió una oportunidad en Chile de una manera particular. Y, pese a su fallido pase a Italia, seguirá luchando por su sueño en este 2025.
La mayoría de los niños sueñan con ser jugadores profesionales y son pocos los que llegan por el sendero más iluminado, mientras que la mayoría tiene que pasar por diferentes rutas que van demorando más para llegar a destino. Sin embargo, la clave pasa por no bajar los brazos y seguir luchando por lo que uno sueña. En esta oportunidad, dialogamos con Facundo Coria, oriundo de Río Cuarto, quién estaba jugando en Deportivo Atalaya de Córdoba cuándo le llegó una oportunidad de dar el salto a Europa.
El sueño que siempre tuvo estaba cada vez más cerca, pero le tocó la ruta más complicada, la más difícil, pero eso no le impide seguir conduciendo a su destino. Firmó contrato con una agencia italiana, rescindió su vínculo con el cordobés y optó por probar suerte en el viejo continente. Sin embargo, su viaje a Italia no pudo darse por el cupo de extranjero y hoy sigue enfocado en tener su revancha. Mientras entrena por su cuenta para llegar en la mejor forma física, trabaja como vendedor en diferentes pueblos de Córdoba para juntar dinero y poder mantener vigente su sueño de jugador profesional.
P: ¿Cómo llega el fútbol a tu vida y cómo fueron tus inicios?
R: Mi viejo me llevó a una escuelita con cuatro años y después, a los siete años, fui a jugar a un club de Barrio Obrero en Río Cuarto. Llegué ahí por medio de unos compañeros del colegio que jugaban ahí. Luego, pasé a Renato Cesarini dónde me costó mucho los primeros dos años porque tenía todavía mucho que aprender y estoy muy agradecido con la institución porque me brindaron muchas herramientas que me permitieron llegar a todos los clubes en dónde pude jugar hasta ahora.
P: Siguiendo con tu etapa formativa, de Renato Cesarini das el salto a uno de los clubes más importante de tu ciudad como lo es Estudiantes de Río Cuarto. ¿Qué es lo que más rescatas de tu paso por el León?
R: Para mí fue y es un orgullo haber jugado en Estudiantes, en un club tan serio, profesional y comprometido. La primera semana fue muy intensa y me costó mucho, el ritmo de mis compañeros se manejaban con un compromiso admirable y, poco a poco, me fui contagiando de eso. Tuve buena suerte porque me encontré con muy buenas personas que me brindaron su apoyo y su confianza, lo que me permitió llegar a jugar en las divisiones inferiores de AFA dónde viajé mucho y pude conocer muchos lugares, era otro mundo y una motivación extra para mí. En los casi tres años que estuve en Estudiantes, crecí mucho como jugador y persona.
P: Me gustaría hacer hincapié en algo qué, en la mayoría de los casos, se desconoce. Teniendo en cuenta que desde muy chico te enfocaste en el fútbol, seguramente hubo momentos dónde has sacrificado salidas con amigos, compromisos familiares por los viajes, que seguramente te han marcado en esa etapa…
R: Al estar en un club tan grande como Estudiantes tuve que sacrificar muchas cosas, pero para mí no lo eran, porque disfrutaba mucho el simple hecho de levantarme temprano, acomodar mis cosas y poder viajar a otra provincias. Uno cuando es chico le gusta pasar tiempo con sus amigos, yo recuerdo que ellos se quedaban hasta tarde jugando a la Play o a la computadora, pero yo estaba enfocado en otra cosa, en tener siempre listas mis cosas y en alimentarme bien. Estando en Estudiantes de Río Cuarto aprendí muchos hábitos para el día a día que son muy importantes para jugar al fútbol, sobre todos sí uno quiere llegar lejos.
P: ¿Qué consejos les darías a los chicos y a las chicas que se encuentran hoy en esa situación?
R: Mi consejo para quiénes estén en esa etapa de llegar a ser profesionales es que disfruten el recorrido, de cada entrenamiento, de cada partido y qué no se frustren en cada caída que tengan. Creo que eso es parte de la carrera del futbolista, el caerse y saber levantarse. Les aconsejo que disfruten, que se lo tomen con seriedad, que asuman el compromiso y que se esfuercen día a día, considero que el fútbol mismo les va a dar las herramientas y enseñar valores para aplicar tanto en la cancha como en la vida. Lo más importante es que disfruten y no se frustren en las caídas que habrá en el camino, ya que sí están enfocados en lo que hacen y les apasiona, creo que no hay techo ni barrera que no puedan sobrepasar.
P: Después de jugar en Estudiantes de Río Cuarto, llegas al fútbol chileno para jugar en Unión San Felipe. ¿Cómo surge esa chance de cruzar la Cordillera para continuar tu carrera?
R: Una mañana mi mamá vio una publicación en Facebook que estaban buscando jugadores con presente en inferiores de AFA para realizar pruebas en diferentes equipos del fútbol chileno dónde estaban Unión San Felipe y Universidad Católica, entre otros. Entre chiste y chiste, nos pusimos serios y nos inscribimos para viajar. En el partido me tocó jugar contra la reserva de San Felipe, me sentí cómodo y los dirigentes del equipo se pusieron en contacto con mi papá y el representante que nos había llevado.
Me dijeron que estaban muy conforme con mi rendimiento y que me presentara en la pretemporada para seguir mi rendimiento, para poder ficharme. Y así fue, arranqué la pretemporada, jugué varios amistosos y fue un paso gigante para mí. El estilo de juego del fútbol chileno y el argentino es similar, se maneja mucha intensidad, muy por encima de la que yo estaba acostumbrado. Me tocó compartir plantel con dos argentinos y un uruguayo con quiénes sigo siendo amigos.
P: Siguiendo con lo que mencionas de que tus padres te acompañaron en esa decisión importante, ¿cuán importante consideras que es el apoyo de la familia y los amigos en la carrera del jugador?
R: Gracias a Dios, mi familia siempre me acompañó en mi deseo y sueño de ser jugador de fútbol. Estoy muy agradecido con ellos, recalcando la confianza que tenía mi mamá en mí para mostrarme esa publicación sobre ir a jugar a Chile y hacer ese esfuerzo para viajar. Hicimos venta de choripanes, se armó un torneo de fútbol en el barrio para que todos puedan competir por premios y, a partir de ese dinero extra, poder compensar los gastos del viaje. La verdad que esos gestos me dejan sin palabras porque fueron y son mis pilares fundamentales para ser lo que soy y lo que me ha tocado vivir en cada paso de mi vida.
P: Volviendo a tu paso por Chile, ¿por qué no pudiste seguir en Unión San Felipe?
R: Luego de unos meses en la categoría Sub-17 del club, nos sentaron en una oficia a mí y a mi compañero Fran, qué ahora está en España, dónde nos dijeron que sólo tenían un cupo de extranjero disponible, el cuál saldría de nosotros dos y un brasileño, quién terminó fichado por el club. Nos preguntaron sí teníamos la posibilidad de poder obtener la nacionalidad chilena, ya que querían que siguiéramos en el club, pero no teníamos esa posibilidad. Sí bien, fue una noticia que no me gustó para nada y fue un golpe duro porque me venía sintiendo muy cómodo en el país y tenía ganas de seguir creciendo como jugador allí, me sirvió mucho para aprender y entender muchas cosas.
P: El fútbol siempre da revancha, ya que al poco tiempo tenes la posibilidad de jugar en Estudiantes de Caseros. ¿Cómo nace esa posibilidad de continuar tu carrera en Buenos Aires?
R: Volví de Chile, me puse en contacto con Nicolás González, uno de los chicos con los que compartí el selectivo, que estaba jugando en la 4ta división de Estudiantes. El club había realizado una prueba de jugadores hacía poco, pero yo no pude asistir porque estaba en Chile, por lo que me puse en contacto con uno de los coordinadores, le conté mi situación y me dijo que no había problema, justo tenían un partido amistoso contra las divisiones inferiores de Nueva Chicago. Me tocó jugar el segundo tiempo y, por más que el partido se terminó suspendido por la intensidad y algunas patadas de más, me dijeron que había quedado y que el lunes me tenía que presentar a los entrenamientos. Volví a Río Cuarto para buscar mis cosas, estuve unos días en un hotel hasta que me fui a vivir con mi amigo, Fran Centeno.
P: ¿Qué es lo que más destacas de tu paso por Estudiantes de Caseros? ¿Te costó adaptarte al ritmo de vida que se tiene en Buenos Aires, un estilo muy diferente al que estabas acostumbrado?
R: Me llevo los mejores recuerdos de mi paso por el Pincha, ya que me tocó un grupo muy humano, muy comprometido y disfruté muchísimo. Conocí a un gran amigo y compañero como Fran Centeno con quién nos levantábamos a las cinco de la mañana para tomar un subte, hacer una combinación con otro subte y después un tren para llegar al entrenamiento, hacíamos ese recorrido todos los días y estar a punto. La verdad que me sentí muy cómodo, descubrí mi mejor versión jugando como doble “5” y pude resaltar mucho, jugué varios partidos y eso me permitió seguir creciendo como jugador. Estoy muy agradecido con Estudiantes de Caseros porque me abrieron las puertas después de lo que me pasó en Chile.
P: Para que la gente te conozca un poco más, ¿cómo te describirías cómo jugador?
R: Uno de mis puntos más fuertes es la visión de juego acorde va el partido, pensar un segundo antes que el rival. También me gusta mucho hacerme cargo de la pelota, de 3/4 hacía adelante, tratar de generar peligro y me siento muy cómodo cuando puedo filtrar un pase al espacio. Intento buscar siempre el uno contra uno, me gusta mucho jugarlo, ganarlo y nunca dar una pelota por perdida.
P: ¿Qué técnico sentís que marcó tu carrera?
R: Me ha tocado estar con técnicos de mucha jerarquía, entrenadores que han pasado por el fútbol profesional. Uno de ellos fue Claudio López, un gran técnico que tuve en Estudiantes de Caseros, quién tuvo la oportunidad de marcar ni más ni menos que a Maradona. Era muy serio, comprometido, le gustaba mucho la intensidad, ir hacía adelante y recuperar rápido la pelota. Tener un técnico así, a tan temprana edad, sirve mucho para que lo pueda llegar a vivir uno más adelante. Otro de los técnicos importantes que tuve fue Facundo Agustinoy, quién me dio la posibilidad de debutar en Primera en Deportivo Atalaya en la Liga Cordobesa. Gracias a Dios, tuve entrenadores que apostaron por mí, que confiaron en mí y siempre intenté devolverle esa confianza dentro de la cancha con buenos rendimientos.