El neerlandés, a través de su inigualable forma de trabajo, revolucionó por completo al club catalán y al fútbol europeo en sí. A continuación, en Top Mercato te contamos cómo se convirtió en uno de los mejores formadores de jugadores de todos los tiempos.
Johan Cruyff es una de las personalidades más importantes e influyentes en toda la historia del fútbol. Como jugador, fue un fenómeno generacional: era la definición de “futbolista total” ya que rendía al máximo nivel como delantero, mediapunta, extremo, mediocampista mixto, contención y hasta defensor. No importaba el sitio en donde se posicionaba: siempre la rompía.
Mucho de lo que logró se lo debe a Rinus Michels, quien supo ser su entrenador en Ajax, Barcelona y Selección de Países Bajos. Él desarrolló un estilo de juego único que inspiró y potenció al “Flaco”. Este último, evidentemente, lo aprovechó: no sólo tuvo una carrera impecable dentro del campo de juego, sino que además revolucionó el mundo del deporte como director técnico y director deportivo.
Apenas colgó los botines, Cruyff tenía objetivos muy claros en su cabeza: seguir trabajando en el fútbol y utilizar su sabiduría, inteligencia y fundamentos para ayudar en el desarrollo de nuevos jugadores e implantar su filosofía de juego. Como todos sabemos, esto le salió a la perfección ya que a día de hoy los mejores entrenadores del planeta han tomado muchas de sus ideas y continuaron con su legado.
El innovador método de formación de Johan Cruyff que revolucionó al Barcelona

Johan comenzó su carrera como entrenador en Ajax, el club de sus amores. Allí dirigió durante tres temporadas entre 1985 y 1988. Más allá de los títulos que logró, lo importante fue el interesante sistema de juego que presentó: un arriesgado 3-4-3 en el que se priorizaba el control de pelota y las intenciones ofensivas.
Gracias a esto se ganó la posibilidad de asumir como entrenador del Barcelona, en donde estuvo desde 1988 hasta 1996. Pero era más que un simple técnico: el neerlandés siempre trabajaba en proyectos de largo plazo para poder beneficiar a los chicos. Por eso, exigía que su sistema e ideología se utilice en todas las categorías juveniles del club, lo que generaba que éstos lleguen a primera totalmente adaptados a su filosofía.
Su prioridad era contagiar a sus dirigidos con su ADN y convencerlos de sus ideas. A partir de ahí, comenzó a mejorar el funcionamiento del equipo y sacó al conjunto catalán de una crisis profunda en la que estaba sumergido. Como no podía ser de otra manera, los resultados llegaron y entró en la historia grande de la institución al ganar, por ejemplo, la primera Copa de Europa en 1992.

¿En qué se basaba su estilo de juego revolucionario? En enfocarse 100% en el trabajo del mediocampo. Para él, el juego de un equipo se construía en esa zona. Por eso, desarrollaba a los jugadores de tal manera en la que sean capaces de mover el balón rápidamente, asistir a los delanteros y llegar al área rival sin dar ningún tipo de referencia para la marca. Esto lo vemos actualmente en el Manchester City.
Cruyff siempre intentaba poblar la mitad de la cancha e impulsaba a que sus dirigidos tengan movilidad en todo momento para que los rivales no sepan cómo defenderlos. ¿Cómo entrenaba esto? Con los famosos “rondos”, los cuales son muy normales en la actualidad pero en ese momento no se utilizaban.
Allí los futbolistas debían jugar a un toque en espacios reducidos, lo que ayudó al equipo a tomar una mayor precisión y rapidez para asociarse en los partidos. Obviamente, su estilo no convencía a todos: tomaba muchos riesgos al defender con solamente 3 zagueros, algo que generaba muchas críticas en su contra. Pero él nunca cambió.

Más allá de todos los resultados positivos o títulos cosechados, el legado que dejó Johan como entrenador fue único. Dejó una huella imborrable e inspiró a muchísimos entrenadores que, a día de hoy, utilizan sus ideas en clubes que son protagonistas en las principales competencias. El ejemplo más claro es el de Pep Guardiola, quien nos mostró un poco del “Cruyffismo” en su “Barca” de 2008-2012.
Su influencia en la formación de jugadores, además, ha sido fundamental para que el Barcelona desarrolle tantos talentos en La Masía. Su método de trabajo fue vital para posicionar a las divisiones inferiores de la institución como una de las mejores del planeta. Y muchos aseguran que sin él jamás hubieran existido los Xavi Hernández, Andrés Iniesta o Lionel Messi, entre otros.